sábado, 28 de marzo de 2015

París versus myself

Dejo París con sentimientos encontrados, han sido demasiados años acumulando prejuicios en mi mochila contra los franceses y París como para haberme deshecho de ellos en dos días.

Como siempre  aprovecho el transporte público para conocer a la gente de la ciudad. Desde que me bajo de la avión hasta que llego al hotel me espera un largo caminar por los metros y trenes de la ciudad así que no pierdo la oportunidad y pregunto a cada 10 metros por el paso siguiente, y ahí tengo la primera gran impresión: los parisinos son amables, no salgo de mi asombro "¡¿y todo lo que me han contado sobre esta gente?! ¿va a ser mentira?..."  Ya me llegaría el momento de encontrar a ese temido francés del que tanto había oído hablar.

París esta bien cuidada, es una niña bonita, parece que hubiese un equipo de maquillaje cubriendo cada calle de la ciudad para que siempre este lista para la postal. No quiero caer pero la ciudad empieza encantarme, de nuevo siento el agobio del turista: "¡¡¡¡quiero verlo todo!!!!"

Pero tiene su cruz esta ciudad, o mejor dicho este decorado de ciudad, la ciudad esta colapsada por el turismo, hay colas wherever y el café con leche vale un huevo. Pero es cierto que la ciudad lo vale.

Sin embargo uno se pregunta hasta que punto y qué precio hay que pagar por esa belleza en la ciudad ¿se vive bien en París? por todo lo que he oído, no, no se vive bien. Los edificios no pueden ser más altos de siete pisos y eso hace que la vivienda sea cara y que el crecimiento a lo ancho alargue los trayectos por no hablar de las bolsas de pobreza que hay en la ciudad.

París es una niña bonita pero vive del pasado, como tantas y tantas ciudades en la actualidad que buscan la riqueza exclusivamente en el turismo. A finales del siglo XIX y principios del XX a París acudían jóvenes artistas para hacer su carrera, iban a la búsqueda de oportunidades porque esta ciudad por la razón que fuese era el lugar perfecto si eras un genio y necesitabas crear. Y ahora París es una ciudad para turistas, una ciudad para disfrutar las vistas, las calles, los monumentos.....  pero todo del pasado.

¿Cual es el París del siglo XXI? ¿Qué ciudad  hoy te permite crear y conocer a otros artistas?

En un restaurante un grupo de camareros nos dan a mi y mi compañera una medicina para que no olvidemos que no todos los parisinos son amables, que siempre hay camareros sabedores de que hay millones de turistas y que no tienen ninguna necesidad de ser amables, es más, se comportan de la forma más prepotente y estúpida que se puede. Un buen amigo español que vive en París me dice que los camareros te tratan como si fueses a su casa a las 4 de la mañana  a pedir comida, imagen que describe perfectamente el trato que te dan. Parece como si tuvieses que pedir perdón cuando pides el menú.

Acabo el viaje comiendo con dos amigos españoles, el que vive allí y otro que va de viaje. Cambiamos impresiones, criticamos a los franceses, como hay mucho vino empezamos a filosofar y alcanzamos teorías increíbles y ya es el momento en el que entiendo porque París es una ciudad para filósofos.


Pero lo confieso, con todos los peros y pegas la ciudad me ha conquistado y la vuelvo a marcar para ir en un futuro.

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