jueves, 4 de agosto de 2011

Misery, de Stephen King

Stephen King es uno de los mejores escritores de nuestro tiempo. Tiene la difícil receta de mezclar en su justa medida los ingredientes necesarios para hacer una historia entretenida, con intriga , divertida  y con fuertes dosis de profundidad humana.

Por eso ha vendido lo que ha vendido, porque entiende  como nadie la labor del contador de historias y eso es lo que hace, contar una historia y de una forma bien hecha; no se va por las ramas haciendo discursos ético políticos que no tienen nada que ver con la historia, o no dedica páginas y páginas a contarnos el sabor de las tostadas que le ha hacía la abuela al protagonista.

Sus novelas siempre tienen dos partes, la primera en la que se muestra a un personaje o personajes en conflicto. Aquí es cuando demuestra su dominio de la pluma y hace retratos psicológicos profundos. Define el conflicto del protagonista, el dilema o el reto que este encara y sin narrar grandes hechos te tiene 200 páginas pegado escuchando el soliloquio de lo protagonistas.

Luego viene la acción, en algún momento de la historia, los sucesos se desatan y la historia alcanza un rimo trepidante. Puede hacer que saltes de la silla al leer como en el desván  hay crujidos  de pisadas, te hace estar en la tormenta o en la casa solitaria en la que el personaje está a punto de ser asesinado.

Y los finales, (para aquí sino has leído nada del autor) que por lo general son bastante malos, pero como nadie es perfecto se lo disculpamos que para eso nos lo pasamos tan bien leyendo sus historias.

Este es otro libro de metaliteratura donde el autor otra vez, como en tantas otras  de sus novelas se sitúa de protagonista. Paul Sheldon, un best seller , por suerte de la fatalidad es rescatado de un accidente de coche por una de sus fans, Annie Wilkes. Y esta, que esta loca le obliga a escribir la continuación de  su serie de novelas Misery.  No acepta que el protagonista de la saga muera, y le obliga resucitarlo.

Stephen king, Paul Sheldon y Conan Doyle, un tres en uno en la novela.  A veces dan ganas de buscar el escritor de un libro y ajustar cuentas, o por lo mal que escribe o por darle un giro estúpido a la historia o porque nos da un  final que nunca queríamos. En esta novela me pongo de parte del malo, a más de un novelista le ajustaba las cuentas por tanto rollo que tienen.

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