lunes, 14 de julio de 2008

Sobre "el secreto" de Rhonda Bvrne y la literatura de autoyuda


"El secreto" es un libro de autoayuda, bien escrito, y cómo no se esta vendiendo como roscas. La idea principal de la que habla es la ley de la atracción: aquello que piensas es lo que atraes y por lo tanto hay que cuidar lo que pensamos. Dice cosas muy interesantes como por ejemplo: si vamos a una cita el pensamiento nunca puede ser "no quiero llegar tarde" el pensamiento debe ser "llegaré puntual", da igual "quiero" que "no quiero", si focalizas el pensamiento en lo que no quieres lo acabarás atrayendo igualmente. Dice que el rico es rico porque en su mente solo esta la idea de abundancia y no hay espacio en su cabeza para otra cosa. En definitiva se habla del pensamiento positivo, en ese "somos lo que pensamos". Y bien que es cierto.


¿La clave del éxito del libro? Varias: por supuesto el marketing, la edición esta muy bien cuidada, cada página tiene el color de un pergamino y se anuncia desde el principio que este secreto es el que han conocido los grandes genios de la humanidad. Además de eso, la clave también esta en cómo dice las cosas, no aporta ninguna idea nueva, pero lo que dice lo dice de una forma clara, muy clara, sencilla y directa.

Estoy de acuerdo en que somos lo que pensamos y que toda aquella idea que nos ronde la cabeza se acabará manifestando y que por eso hay que cuidar el pensamiento. Pero este libro simplifica demasiado, digamos que se pasa de la raya. Casi llega a decirte que cierres los ojos, que pidas un millón de euro y que entonces te caerá del cielo. Parte de la idea que todos tenemos una voluntad inquebrantable, invencible, de que todos tenemos un ego a prueba de balas. En ninguna parte del libro se habla del miedo que se siente ante una nueva idea, de esos momentos de flaqueza que todos tenemos, da por sentado que seguir las ideas del libro es como hacer un coche con las piezas del mecano siguiendo los pasos de las instrucciones. Tener un pensamiento positivo es algo que a algunos les resultará fácil, pero a otros muchos, quizá la mayoría, necesitan tiempo, trabajo y paciencia.

No habla tampoco de qué hacer cuando el destino nos la juega y nos viene un infortunio inesperado. Aquí da por sentado de nuevo que fue nuestro pensamiento el que lo provocó y que por la tanto la solución es cambiar la frecuencia del pensamiento. Demasiado simple, en buena parte estoy de acuerdo pero decir que si me cae un rayo mañana es porque yo lo había deseado es demasiado.


Creo maravilloso que existan este tipo de libros y que se estén vendiendo de esta manera. Estoy radicalmente en contra de la idea que dice que el libro, película o canción que te haga reír y pasar un buen rato es de calidad mediocre, y si en cambio te hace entrar en depresión y ver que la vida es una mierda entonces es que es una obra universal.

El pistoletazo lo dio Paulo Coelho a finales de los ochenta con la bellísima historia del "El Alquimista", sin duda de las mejoras obras escritas del siglo veinte. A partir de aquí surge la literatura de autoayuda y proliferan los cursos y manuales que ayudan a un encuentro interior. Se popularizan historia donde un protagonista lucha, cree en sí y acaba alcanzando su meta. Qué maravilla. Por supuesto, dentro de este genero habrá buenos y malos libros pero despreciar esta literatura lo veo erróneo.

La historia de la literatura es la historia de la enfermedad. Cojamos al azar tres o cuatro de lo llamando clásicos: ¿La Iliada?, ¿Hamlet?, ¿El Quijote? ¿Bodas de sangre?... todos ellos, salvo pocas excepciones cuentan historias tristes y depresivas, todas hablan de la desgracia del ser humano, del hombre que lucha pero que finalmente muere abatido y habiendo fracasado. Los manuales de historia de la literatura deben ser reescritos, porque o se han dejado fuera lo mejor o es que hasta hora la sociedad ha vivido estando muy muy enferma, depresiva.

Estoy cansado de leer literatura enferma de enfermos, por fin se ofrecen historias que no solo nos hacen imaginar, sino que además nos hacen imaginar cosas buenas.

1 comentario:

carmeloti dijo...

Estoy de acuerdo en que somos los que pensamos y de nuestra boca sale lo que tenemos en el corazón. Nunca un amargado podría dar palabras de cariño, ni un sobervio de humildad...
Atraemos lo que somos, o somos lo que atraemos, es muy complejo, pero es real.

Aunque he leido de Metafísica, si creo en la armonia y la paz, pero solo con desear no basta.