miércoles, 11 de junio de 2008

Esta noche me ataca un legistrón

Voy camino de Ítaca y no dejo de escuchar cantos de sirena que pretende estrellarme contra las rocas, no hay noche que no luche contra un legistron, pero se que no puedo parar.

Escribo esta noche porque estoy rayado, estoy enfadado porque no sé dónde va esta senda. Enfadado, rabioso, por eso escribo porque si quieres escribir el masoquismo es mano de santo.

La senda se bifurca, toda mi vida he pretendido desdoblarme, que todos los yos que guardo en mi interior salieran recorriendo todos los caminos. Con quince años era un experto en la obra de Bécquer, recitaba de memoria pasajes del “Romeo y Julieta” y de “Hamlet”, había leído “Las penas del joven Wherter” tres o cuatro veces y en mi carpeta llevaba orgulloso imágenes de Lorca, Bécquer y Shakespeare. De joven me decían que había que leer, me decían que si leía poco menos que iba a ser el hombre más feliz del mundo. Me enganché a la lectura de una forma febril y como un Don Quijote buscaba en el instituto a la Dulcinea que leía en todas esas estúpidas novelas, (y la única razón por la que son clásicos es que alguien dice que lo son, qué idiotez). Me engañaron vilmente todos los mayores que con el rodillo repetían “leer, leer, leer”, ahora tengo la certeza de que todos ellos no fueron más allá de las lecturas que les mandaban en la escuela. Hijos de perra, ninguno contó que con tanto libro la cabeza se podía volver majara, el pobre Don Quijote era muy bueno y tal, pero murió solo y de pena y ni siquiera encontró a Dulcinea.

Solo salvo y por pena a Pessoa, este si que me ha acompañado

Esta noche estoy enfadado y maldigo a Goethe y a la puta madre que lo parió. Doy pasos sin parar, no se si por masoquismo o porque debo, que desastre, camino y lo único que quiero es sentarme y tomar el sol y no pensar absolutamente en nada. (Bukowsky era un cerdo, era un puto cerdo, al menos así lo pienso) Sentarme en un parque del banco en un día soleado y tomarme un helado y saborearlo como si solo mi helado y yo estuviéramos en el mundo. Todas las teorías filosóficas del mundo se resumen en un helado de turrón. Quiero tomarme el helado y sentir solo unos minutos de tranquilidad.

Salgo del bar con varias cervezas, aquí en Alemania las ahí de medio litro, con dos vas servido. No he cambiado desde los quince años, no me he movido ni un milímetro, me deberían aceptar de nuevo en el instituto, excepto porque tengo más estradas soy el mismo.

¡¡¡¡¡ DIOSSS!!!! Ardo de rabia, la literatura es un arte menor, es un arte deficiente, solo sirve para expresar frustración o alabanza Punto Jamás se podrá expresar un grito en un poema, es imposible, seguro que sonaría de nuevo como frustración. Y no es lo mismo frustración y rabia, ni un grito que un suspiro.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ja, ja, ja... Querido amigo, sabes de sobra que no estoy de acuerdo contigo en "casi nada". Sin embargo, se ve que escribes desde dentro y te animo a seguir haciéndolo tal y como te sale. Desde ahora soy seguidor tuyo porque hacen falta opiniones distintas a las de uno para crecer, y qué mejor que las de alguien con personalidad y criterio ;) Saludos