domingo, 4 de mayo de 2008

Elegy, lo inusual del cine


Esta película de Isabel Coixet narra la aventura de un profesor de universidad, David Kepesh (Ben Kingsley) con una de sus alumnas, Consuela (Penélope Cruz) de la que es “treintaitantos años mayor”.
En España una de nuestras aficiones favoritas es criticar a Penélope Cruz, si se escucha más de dos veces que no sabe actuar ya la turba repite de forma mecánica la coletilla de que esta chica no sabe. Da igual si es premiada internacionalmente o nominada al oscar, no importa, esta de moda criticarla y siempre nos van a dar la razón.
Bien, en esta película yo me quito el sombrero y los zapatos. Penélope se desnuda y de qué manera, por fin en el cine vemos un desnudo artístico, un desnudo integral en el sentido más profundo del término. No, no es solo un cuerpo bonito lo que se muestra, es algo más, es la belleza del alma, es el corazón, sobrecoge porque no existen las palabras ante la contemplación. Se muestra lo más profundo de Consuela en dos escenas en las que realmente la belleza de ese cuerpo atrapa y cautiva.
La historia toca un tema poco usual en el cine: un profesor mayor que pierde la cabeza por una joven espectacular y esta ve en él la protección y la seguridad que un hombre maduro le puede ofrecer. Hasta aquí nada nuevo, pero en la película la sublime voz narrativa del profesor cuenta en primera persona todo lo que piensa. A una avanzada edad dice que en su cabeza nada ha cambiado, sigue perdiendo la cordura ante una belleza femenina como si fuera un adolescente. Es esta una historia sincera, los personajes hablan a las claras y no se oculta que ha menudo es más la pasión que el amor.
Al lado de Consuela el profesor tiene una amante, Carolyn, pero esta debe andar por los cuarenta y para David Kepesh la elección es clara. Se toca así un tema sensible que siempre se evita en el cine, solo vemos historias de personajes que rondan los treinta, personajes llenos de vitalidad y donde al menos la mujeres siempre son de gran belleza. En las historias del cine y la televisión parece que los personajes conocen la fórmula de la eterna juventud, sin embargo en esta película se nos habla de una mujer que se hace mayor y a la que los hombres ya apenas miran, y de un hombre que la deja de lado porque no puede competir contra una joven.
El hombre pierde absolutamente el seso cuando hay una mujer deslumbrante, ¿pero qué le sucederá ante esa mujer en otros diez años? ¿seguirá perdido por ella? Un amigo del profesor dice que “las mujeres guapas son invisibles”. A fe que es cierto, el instinto masculino nunca procura ir algo más allá.

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